Un Museo Naval renovado

 

“Y así, cuando el visitante termine su recorrido, se pretende que no solo haya disfrutado y aprendido, sino también, que tenga el convencimiento de que pertenece a una nación secular cuya Armada lleva ocho siglos al servicio de España.”

 

Con estas palabras finaliza la presentación que la web del Museo Naval dedica a la renovada exposición permanente. Después de año y medio de trabajo a contrarreloj, vuelve a abrir sus puertas a los visitantes, y lo hace con un renovado discurso, una estética más actual, aunque conserva en algunos espacios ese estilo un tanto “decadente” que a muchos nos gustaba.

La primera impresión del visitante, una vez que ha subido la escalera cubierta de madera y estructurada a semejanza de las cuadernas de un buque, es que el espacio es más diáfano, menos abigarrado de lo que era y, por tanto, el visitante puede detenerse con calma en las piezas que quiera contemplar desde cualquier punto de vista.

El discurso museográfico ha sido transformado para ofrecer una síntesis cronológica de la historia de nuestra armada. Como señala el libro Historia de la Armada recientemente editado por el Ministerio de Defensa, sobre la mar se han escrito muchas páginas de la historia de España. Y esto es lo que nos vamos encontrando. Partiendo de los retratos de los almirantes Bonifaz y Roger de Lauria, antecedentes castellano y aragonés de los marinos españoles, se inicia una travesía que nos llevará hasta las actuales misiones permanentes de la Armada Española, como la operación Atalanta contra la piratería en el Índico, o diferentes actuaciones humanitarias desarrolladas en colaboración con organismos internacionales.

 

Ático original de la Puerta del Mar, del arsenal de La Carraca

 

Desde el punto de vista del relato museístico, las cartelas y paneles que acompañan cada pieza, o dan entrada a las diferentes salas, han ganado mucho en esta nueva versión del museo. Dado que, en la actualidad, por razones sanitarias no se pueden utilizar audioguías, el visitante puede seguir de manera atractiva y ágil el recorrido cronológico. Además, la estructura del museo permite hacer otro tipo de recorridos temáticos, también señalizados a lo largo del recorrido. Todo dependerá de lo que se busque en la visita, y del tiempo con que se cuente. Si se tiene poco tiempo, siempre hay la opción de buscar las piezas más señaladas. A mi juicio, eso no es recomendable, puesto que se pierde precisamente el aporte cronológico que da sentido a la colección. En caso de no contar con un mínimo de dos horas para verla completa, sugiero hacer uno de los itinerarios transversales que se proporcionan:

  • Ocho siglos de historia
  • Marinos ilustres
  • Construcción naval
  • Del arte de marear a la ciencia de navegar
  • Armamento naval
  • La evolución de la Armada
  • Intercambios culturales

También existe la posibilidad de explorar los espacios monográficos, que centrarán la visita en algún aspecto concreto a través de una selección de piezas realizada por el propio museo.

Sin embargo, creo que, si se quiere obtener el máximo provecho de la visita, lo ideal es seguir el relato cronológico. Como señalaba recientemente el director del Instituto de Historia y Cultura Naval, almirante Juan Rodríguez Garat, el objetivo perseguido en este nuevo museo es el de poner las piezas con las que cuenta el museo al servicio de la historia de la Armada. No estamos visitando un museo de artes decorativas, o una gran pinacoteca: estamos ante la visualización de ocho siglos de historia en la mar.

 

Modelo nao Victoria elaborado por personal de la Fundación Museo Naval. 2020

 

Ya se ha convertido casi en tópico señalar que los españoles conocemos más el desastre de la Gran Armada, o la derrota de Trafalgar. Pero el tópico responde a una realidad que ha definido nuestra mirada. En la tradición cultural y artística española hay una cierta tendencia a vincular el heroísmo con la derrota honorable. Quizá sea una herencia del romanticismo, pero lo cierto es que en pintura y escultura durante años se ha representado al héroe español exhalando su último aliento, como reflejo del honor. Y no hay duda de que tenemos muchos héroes que dieron su vida entregándola por España. Pero sería injusto con la historia reflejar solo ese heroísmo. Porque también tenemos héroes que vencieron y sobrevivieron a múltiples expediciones o combates. Si en los siglos XVI y XVII España se podía considerar la gran potencia marítima es porque supo demostrar su fortaleza en el mar. Pero es que, además, la realidad de la historia de España pasa por las numerosas exploraciones científicas, que a veces ni los españoles conocemos en profundidad.

 

Combate naval

 

Pero no piense el futuro visitante que vamos a entrar en un espacio triunfalista “para mayor gloria de España”. Están presentes San Vicente, Trafalgar, Cavite, Santiago de Cuba, y tantas otras batallas en la que los barcos españoles fueron derrotados. La historia es como fue, y así se refleja en la narrativa del museo: se hilvanan victorias y derrotas, audaces exploraciones que muchas veces fueron culminadas con éxito, pero también con muchas pérdidas, como la propia expedición de Circunnavegación que conmemoramos en su V Centenario, en la que solo regresó una nave de las cinco que partieron. El himno de la Armada refleja con palabras de Pemán lo que estamos viendo en el museo:

“Hay que morir o triunfar,

que nos enseña la Historia

en Lepanto la Victoria

y la muerte en Trafalgar”

 

 

Si tuviera que destacar algún aspecto de los que se pueden ver en el museo, quizá me quedaría con la acertada presencia de avances técnicos, cartográficos y científicos que son presentados a lo largo de los siglos, y que podemos ver evolucionar en instrumentos náuticos, cartografía, construcción naval, etc. La pieza más importante en este sentido sigue siendo la Carta de Juan de la Cosa, que refleja un primitivo conocimiento de lo que después serían las Indias españolas. Tal como señala una cartela que explica las funciones de la Casa de Contratación de Sevilla, “los tratados allí publicados, traducidos a todas las lenguas cultas europeas, permiten afirmar que, en el siglo XVI, Europa aprendió a navegar en libros españoles”.

Quienes gustan de profundizar en la construcción naval disfrutarán con la cantidad de modelos y réplicas de buques que se encuentran diseminados por todas las salas. Lo mismo cabe decir del armamento: de las bombardas o culebrinas a los buques anfibios, pasando por los cañoneros que fueron ganando en tamaño y potencia de fuego.

 

Bombarda

 

Los numerosos retratos que cuelgan en las paredes del museo nos permiten recordar que la historia la hacen las personas. Los Reyes Católicos, con su matrimonio y la unidad dinástica de los reinos peninsulares, ponen las bases de la actuación de España en mares y océanos. Esos cuadros son como ventanas que permiten asomarse a un pasado en el que españoles como Hernán Cortés, Núñez de Balboa, o Juan Sebastián Elcano, permitieron completar el conocimiento de la humanidad a la vez que constataban que los mares, lejos de separarnos, consiguieron ser vía de encuentro para los habitantes del planeta.

 

Instrumental médico llevado a bordo

 

Otros personajes nos acercan a la progresiva modernización de la Armada: Patiño y las Reales Ordenanzas, Bustamante y los avances en la construcción de torpedos, o tantos otros que protagonizaron esas páginas de la historia, como Gravina, Méndez Núñez, Isaac Peral, etc.

Como he señalado, el museo ha conservado en algunos espacios especiales ese toque “vintage” de la anterior exposición: se muestra de manera evidente en la recreación de las dos cámaras de comandante de buque. Una de ellas se utiliza en la actualidad para acoger las reuniones del Patronato de la Fundación Museo Naval. Precisamente en esa sala se ha reubicado el cuadro que Augusto Ferrer Dalmau realizó para la exposición conmemorativa del V Centenario de la Primera Vuelta al Mundo.

Estamos de nuevo ante una de las visitas imprescindibles a realizar en Madrid. Si para conocer nuestra prehistoria, edad antigua y mundo medieval es necesario visitar el Museo Arqueológico Nacional, no debería perderse nadie esta visita a “las páginas de nuestra historia escritas en la mar”.

María Saavedra Inaraja