El pasado viernes día 14 de junio, se reunieron en la Universidad San Pablo CEU de Madrid, convocados por el Instituto de Estudios Históricos de la Universidad CEU San Pablo y la Fundación NEOS, más de 70 asociaciones histórico-culturales de toda España para reivindicar la enseñanza y el estudio de una historia de España para unir a los españoles, alejada de la lucha partidista y basada en la verdad científica. Estos principios quedaron reflejados en la Declaración la Historia para unir, la Historia para enseñar, que firmaron todas las asociaciones que participaron en el encuentro. El texto del documento, que reproducimos más abajo, resalta la obligación de los españoles «de preservar, defender y divulgar nuestro pasado».
Jaime Mayor Oreja, de la Fundación NEOS, dirigió toda la jornada. A lo largo de ella, las asociaciones pudieron dar a conocer sus proyectos, mostrando la diversidad de facetas que tiene la Historia. Se evidenció la voluntad, prácticamente unánime, de dar seguimiento a este encuentro, dotar a las asociaciones de una estructura de coordinación y la voluntad de desarrollar una estrategia común en defensa de los principios plasmados en la Declaración de la manera más eficiente y sencilla posible.
Además, se contó con dos magníficas ponencias: una sobre la Primera República, impartida por Jorge Vilches y otra sobre la Reconquista, por Rafael Sánchez Saus. Ambas están disponibles en el canal de YouTube del Instituto de Estudios Históricos.
Asistentes al Encuentro de Asociaciones posan para una foto durante la sesión de la tarde.
Tras el Encuentro de Asociaciones, se dio la segunda parte de la jornada, abierta a la prensa, y a la que acudieron ma´s de trescientas personas. Comenzó unas palabras de bienvenida de Jaime Mayor Oreja, que puso en valor la importancia de «La Historia para unir. La Historia para enseñar» en España, ya que su historia más reciente está marcada, más que en ningún otro país europeo por conflictos y guerras civiles. En este sentido, animó a que la historia debe servir para unir, para ser capaces de superar las diferencias que la historia nos ha enseñado. De ahí la importancia de la historia para enseñar, alentando la necesidad de establecer un plan de estudios nacional de historia y no 17 planes distintos, ya que esta es la única manera de evitar los errores del pasado. En su opinión, esta declaración es especialmente actual ya que hay leyes, como la ley de memoria democrática y memoria histórica, cuyo objetivo es dividir a los españoles, exactamente lo contrario de lo que se debería promover.
La directora del Observatorio CEU de Víctimas del Terrorismo, María San Gil, leyó la «Declaración de Asociaciones en defensa de la Historia de España» y subrayó la voluntad de mantener, al menos una vez al año, un encuentro de estas características. Añadió la ejemplaridad y la trascendencia de la existencia de estas asociaciones que enaltecen un hecho o un personaje histórico. De ahí el valor del acto de hoy que suma tareas y ejemplos en defensa de la Historia desde distintos lugares de España. Esta declaración ha sido firmada por las más de 70 asociaciones participantes y apoyada por la directora general de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias, así como por el escritor y diputado de la Asamblea de Madrid, Pedro Corral, vicepresidente de Puy du Fou España, Jesús Sainz, el director del documental “Hispanoamérica”, José Luis López-Linares y el exalcalde de La Coruña, Francisco Vázquez, que han participado en el encuentro. Durante el encuentro, el cofundador de Póntica, Diego Rodríguez-Ponga ha presentado «Plus Ultra: Legado», el videojuego que narra el encuentro entre España y Mesoamérica.
DECLARACION DE ASOCIACIONES EN DEFENSA DE LA HISTORIA DE ESPAÑA
Una Historia para unir y enseñar
Como amantes, investigadores y divulgadores de la Historia de España, ofrecemos las siguientes consideraciones a la opinión pública española y, especialmente, a los profesores que la imparten en los diversos niveles de enseñanza, así como a los medios de comunicación:
La Historia de España, de los españoles, es una de la más importantes y ricas de la Humanidad. Somos una de las naciones más antiguas del mundo. Desde tiempos del Imperio Romano, nuestros antepasados hispanos ya poseían una identidad propia. Esa identidad, con los siglos, la historia, la religión y la cultura comunes, nos llevó a ser una nación que, con los Reyes Católicos, dio lugar a una forma de Estado, la Monarquía Hispánica, de la que la actual España es su evolución sin ruptura alguna.
Los españoles hemos aportado a la historia de la Humanidad, entre otros muchos logros, la integración del continente americano y de sus gentes. La Historia del mundo, de la Humanidad, sería hoy incompleta, peor, si los españoles no hubiésemos contribuido a ella de forma extraordinaria mediante la creación de la única gran civilización mestiza que ha existido y existe.
Por todo ello, todos los españoles tenemos la obligación de preservar, defender y divulgar nuestro pasado. El conocimiento de nuestra Historia es el mejor legado que podemos dejar a nuestros hijos y, en consideración a ello, afirmamos:
1. La Historia de España debe constituir un elemento de unión, de suma de sentimientos, afectos y voluntades. Una de las razones principales que lo justifican es que la confrontación civil, el enfrentamiento violento entre españoles, ha estado demasiado presente en ella. Hoy parece que caminamos en la misma dirección, sin haber aprendido de los errores recurrentes de la Historia en España en los últimos siglos. Por todo ello, esta debe ser un elemento de unión, suma y superación de nuestras diferencias. La Historia, rindiendo culto a la verdad, tiene una finalidad ética suprema: debe servir siempre para preservar la paz y la unidad, y nunca para dividir y enfrentar a quienes esa misma Historia común unió.
2. El conocimiento de esa Historia común constituye un elemento decisivo para la formación de los españoles, especialmente de los jóvenes. Su falta de conocimiento constituye una de las grandes rémoras de la educación de los españoles, y una de las causas principales de que estemos, de nuevo, en la tesitura de repetir errores que nos costaron muy caros en el pasado.
3. En la actualidad, la investigación y la enseñanza de la Historia de España presentan anomalías que deben ser corregidas. La determinación de los hechos históricos y su interpretación corresponde a los historiadores, docentes e investigadores, como la interpretación de las leyes corresponde a los juristas. El esclarecimiento de la verdad histórica precisa de un clima de serenidad y libertad en su investigación, exposición y debate. Ese clima está hoy gravemente amenazado a causa de la intromisión de la política partidista y sus intereses ideológicos, así como de quienes medran al amparo del dirigismo y la manipulación. Se hace necesario, pues, reivindicar y exigir la libertad de investigación, de exposición pública y debate de la Historia sin restricciones de ningún tipo. Nuestra legislación tiene que garantizar la libertad de expresión y de cátedra, hoy en peligro.
4. Proclamamos la necesidad de la enseñanza de una Historia de España veraz y rigurosa en todo el territorio nacional, firme cimiento de la unidad entre los ciudadanos y fuente de orgullo interno y prestigio exterior. El conocimiento de la Historia común es la simiente más importante para hacer crecer el amor “a la patria común e indivisible de todos los españoles”, como dice nuestra Constitución. Por ello, es necesario que se estudie la misma Historia de España en todas nuestras comunidades autónomas. Esa historia común no puede implicar una visión unívoca o unilateral, pues vivimos en una sociedad plural, en la que conviven interpretaciones muy diferentes sobre muchas de las cuestiones que se abordan en cualquier programa de Historia de España, pero no corresponde a los poderes públicos, sino a la comunidad académica, y en último extremo al docente, discernir los contenidos concretos y la visión subyacente de la Historia que debe impartirse en sus clases. Sí corresponde a la Administración velar por la presencia de los contenidos mínimos exigibles y del rigor científico que garantice la exclusión de manipulaciones y tergiversaciones en los libros de texto. Y del mismo modo, procurar que en la enseñanza de la Historia de España se respete la verdad y predomine un deseo de preservar la unidad entre los españoles, inspirada en un sano patriotismo.